Las temporales del Thyssen. Picasso/Lautrec

Museo Thyssen - Picasso-Lautrec (4)

El Museo Thyssen-Bornemisza finaliza las celebraciones con motivo de su 25 aniversario presentando Picasso/Lautrec, la primera exposición monográfica comparativa dedicada a estos dos grandes maestros de la modernidad. La exposición se basa no solo en la admiración de un joven Picasso por la obra de Lautrec, sino igualmente en la huella que dejo en la obra del artista español a lo largo de su dilatada carrera. Pablo Ruiz Picasso y Henri Touluse-Lautrec nunca se llegaron a conocer personalmente, pero ambos compartieron una misma visión que les sirvió para romper con el arte hasta entonces establecido y un mismo gusto por temas surgidos del París más oscuro y marginal de aquellos tiempos.

Thyssen - Picasso Lautrec (20)

Toulouse-Lautrec fue el cronista del París cosmopolita de finales del siglo XIX y también uno de los creadores del arte moderno. No era un observador omnisciente que contempla desde fuera, sino un espectador integrado en la narración. Esto le permitió captar con extraordinaria fidelidad la efervescencia y el hedonismo desatado de la época e incorporar al gran arte motivos extraídos de los ambientes marginales y la vida bohemia.

Thyssen - Picasso Lautrec (124)

Picasso, de quien se ha dicho que no fue un artista, sino una fuerza de la naturaleza, descubrió en Barcelona, a través de los cuadros de Ramón Casas, una forma de pintar que no había visto antes. Retratos a la manera de Lautrec en los que Picasso comenzó a inspirarse, al igual que lo haría en los carteles del francés que había podido ver en su primer viaje a París.

Había algo extraño y seductor en aquellas obras llenas de movimiento, luz y sensualidad, con personajes grotescos y marginales de la noche. Ansioso por descubrir aquellos ambientes se trasladó a París para asimilar toda la tradición pictórica, desde las cavernas a la vanguardia.

Ningún artista ha poseído una cultura figurativa tan vasta como la suya. A Picasso no sólo le fascinaron lo morboso y decadente de los temas presentes en las pinturas de Lautrec, sino también su osadía a la hora de pintar, su enorme poder de observación y su propensión a la síntesis y a la caricatura, estableciendo un fructífero diálogo con el francés, aun sin haber llegado a conocerse, tomando prestadas varias fórmulas para adaptarlas a su propio estilo.

La exposición

Museo Thyssen - Picasso-Lautrec (2)

La muestra, comisariada Francisco Calvo Serraller, catedrático de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid y Paloma Alarcó, jefe de conservación de Pintura Moderna del Museo Thyssen-Bornemisza, reúne más de cien obras llegadas de colecciones públicas y privadas de todo el mundo, de las que solo cinco proceden del museo madrileño, que se muestran al visitante organizadas en torno a los temas que interesaron a  artistas que se presentan al visitante en cinco secciones – Bohemios, Bajos fondos, Vagabundos, Ellas y Eros recóndito – que nos permiten comprobar las afinidades existentes entre las obras de ambos y la continuidad de las mismas en la obra posterior del malagueño.

Bohemios

Lautrec era consciente de las cualidades de la caricatura para explorar la personalidad de sus modelos. Él mismo realizó numerosas caricaturas de su persona y explotó su inusual aspecto. En 1893, se autorretrata en el reverso del cartel de Jane Avril en el Diván Japonais, leyendo el periódico con su característico sombrero.

Thyssen - Picasso Lautrec (26)

Picasso también utilizaría la caricatura para experimentar con su imagen en “Autorretrato con chistera”, donde un ambiente de prostitutas emula el mundo nocturno de las obras de Lautrec.

Lo mismo ocurre en el “Retrato de Gustave Coquiot”, donde aparece caricaturizado como un libertino que asiste como espectador a un espectáculo de cabaret, y con el mismo estilo caricaturesco y técnica puntillista que el francés emplea en “Jane Avril”, Picasso realizaría los retratos femeninos que presenta en su primera exposición en París en 1901: “Mujer con sombrero de plumas”, “Mujer con capa” y “Busto de mujer sonriente.

Bajos fondos

2006AY5743

Lautrec fue uno de los primeros artistas en romper con las viejas jerarquías establecidas, marcando el camino hacia un nuevo lenguaje artístico que incorporaba lo popular. El pintor de Albi dejó en sus cuadros un ingente repertorio de imágenes del ambiente marginal y bohemio de los bajos fondos que gustaba frecuentar.

“Mujer en un café”, es un conmovedor ejemplo de las mujeres solitarias en los cafés de Monmartre, presentes igualmente “En el café”, con la cajera anémica y “En un reservado” (en el Rat Mort).

Lautrec también retrató a las grandes estrellas de los espectáculos nocturnos, los cantantes Aristide Bruant e Yvette Guilbert y las artistas de cabaret La Goulue y su gran amiga Jane Avril que cuya fama aumento se aumentó en gran parte gracias a los carteles del pintor.

Como Lautrec, Picasso sintió gran curiosidad por los excesos de la noche parisiense y sus protagonistas. En «El final del número» y “El Moulin Rouge” exagera hasta la caricatura las siluetas de los personajes. Aspecto que se da igualmente en “Los clientes” o “La espera” ejecutada con pinceladas sueltas y expresivas y un color brillante que exagera el maquillaje de una cortesana o pierreuse, llamada Margot, sentada en uno de estos locales nocturnos, mostrando así una visión satírica de las relaciones sexuales en los reservados de los cafés.

Vagabundos

Thyssen - Picasso Lautrec (18)

El mundo del circo estuvo muy presente en la imaginación de Picasso y Toulouse-Lautrec. La atracción por el lado lúdico y espontáneo del circo, con su magia visual, iba además acompañada de una identificación con el arlequín o el clown, seres marginales que ambos veían semejantes a la figura del artista en la sociedad de principios del momento.

Lautrec se interesó especialmente por los números ecuestres y durante su estancia en el hospital de Neuilly en 1899, donde se restablecía de sus problemas de salud y su alcoholismo, realizó de memoria numerosos dibujos sobre este tema, como «En el circo: la llamada a escena», “En el circo: amazona de doma clásica”, “La reverencia” o “En el circo: entrada a la pista”.

Cuando a partir de 1902 la pintura de Picasso evoluciona hacia una visión más melancólica y dramática, los arlequines y saltimbanquis personifican a los desheredados de la noche parisiense. En “La comida frugal”, una de sus primeras incursiones en el grabado, Picasso nos muestra la visión trágica de la vida de los marginados que le dominaba en este periodo, una marginalidad también puede apreciarse en “El almuerzo del pobre” o “La jarra de leche”.

Obras como “La Mallorquina”, una acróbata representada como la maga Circe, amante de Ulises, o “Arlequín sentado”, nos muestran la influencia de Lautrec en el periodo rosa del pintor español.

Ellas

Thyssen - Picasso Lautrec (46)

La prostitución fue uno de los asuntos que enlazó más estrechamente a Picasso con Lautrec. Sin embargo, el punto de vista empático del francés está muy alejado de la mirada erótica y a veces pornográfica de Picasso.

Durante el año que convivió con prostitutas en la Maison Close de la rue des Moulins, Lautrec las retrata mientras se asean, se visten, se miman entre ellas, juegan a las cartas o simplemente se aburren sentadas en un diván, en composiciones como “Esas damas en el comedor” o “El diván”, así como en diversas escenas de dela vida cotidiana como «La pelirroja con blusa blanca», «En Batignoles», “Mujer rizándose el pelo” o la serie de estampas “Elles”, un cuaderno con diez litografías que grabó en 1896.

Picasso se acerca a esa visión en sus retratos de mujeres como «Desnudo sentado» y «Mujer con moño», o las enfermas de sífilis inspiradas en los apuntes que tomó en el hospital de Saint Lazare, como “Mujer con flequillo”.

Eros recóndito

Thyssen - Picasso Lautrec (66)_77

Tradicionalmente, las pinturas eróticas fueron relegadas a las salas reservadas, una hipócrita y puritana práctica de ocultación que persistiría hasta bien entrado el siglo XX.

En 1884, Lautrec pinta “La Grosse Maria, Venus de Montmartre”, un expresivo desnudo que reniega de cualquier canon anteriormente establecido. La modelo, identificada como Marie-Clémentine, acróbata del circo Molier, se convertiría años más tarde en Suzanne Valadon, la pintora autodidacta de Montmartre. Influido por los desnudos que Degas, Lautrec presenta en la última exposición de los impresionistas realizada en 1886, varias obras con la misma temática, pero con unas resonancias eróticas más simbólicas y delicadas, como “Desnudo de pelirroja agachada”, o “La cama”, una de sus últimas pinturas sobre el mundo de la prostitución.

Por su parte, Picasso abordó los temas sexuales con un erotismo más carnal y, en ocasiones, violento. En esta sala encontraremos algunos de sus primeros desnudos, como “Jeanne” (Mujer tumbada) o el más pornográfico “Pipo”, ambos de 1901. En los últimos, igualmente presentes, se aprecia claramente como las formas se vuelven excesivas y desfiguradas, como en “Mujer desnuda recostada”, “Venus y Cupido” o “Pareja”.

Thyssen - Picasso Lautrec (66)_12

Al final de su vida, Picasso retomaría el tema del burdel con la misma agresividad erótica de “Les Demoiselles d´Avignon”, obra presente en la muestra a través de los dibujos preparatorios del Cahier número 7 y del tapiz del cuadro, realizado en 1958.

En las salas del Thyssen, Picasso y Lautrec regresan juntos, por primera vez, a los bajos fondos parisinos de la mano de sus musas. Dispuestos a disfrutar, en un encuentro imaginario, sin fatiga y sin prisa, de sus mundos y sus personajes más queridos, aquellos que les inspiraron algunas de sus mejores obras.

Museo Thyssen - Picasso-Lautrec (3)

Picasso/Lautrec

Museo Thyssen-Bornemisza

Del 17 de octubre de 2017 al 21 de enero de 2018

https://www.museothyssen.org

Deja un comentario